lunes, 20 de febrero de 2017

20 de febrero. Casi 2 meses

El sábado pasado intenté probarme unas zapatillas de montaña de ésas que usaba antes.
Tras un mes minimalista, (en el que incluso he cambiado mis zapatos de diario), con sólo 15 minutos de paseo muy ligero me dolían las caderas y la parte baja de la espalda. ¡¡Volvía a los dolores que tenía hace 2 meses!!
Creo que estoy corriendo de la forma que dicen los manuales, y pasando, ahora, por la etapa de los callos en prevención de las ampollas. El secreto: ir poco a poco. No paso de los 15 minutos diarios, con tandas de como máximo 7 u 8 minutos.

El gran reto a solucionar ha sido cambiar (sí, cambiar) mi forma de caminar para adaptarla a los zapatos minimalistas que me compré. La mayor parte del ejercicio la hacemos de esa manera.
Tras ver un video de unos 30s (cómo caminar con zapato minimalista - Zami.es), he ido probando, y leyendo mucha literatura al respecto en inglés. Además, debo decir que mi cuerpo ha sido mi guía.
En el vídeo sólo daba 2 pistas:

  1. Dobla las rodillas
  2. Apoya primero el talón (sí, aquí no hay gran problema, al contrario que cuando se corre)
No lo he encontrado en ningún sitio, pero yo añadiría una tercera que he descubierto yo solito: Caminar erguido, buscando colocar el centro de gravedad justo debajo de las caderas. Sin querer, nos echamos hacia adelante; echarme un poco hacia atrás me ha permitido no cargar peso en los talones y ser capaz de reaccionar con todo el pie ante cualquier contratiempo.

Ayer, incluso, me permití el lujo de jugar un poco a baloncesto con mis zapatos minimalistas. ¡Menuda elasticidad en mis piernas!

Ahora, mis pies están empezando a ser un poco menos sensibles a la temperatura.